Esa sensación de lentitud en Windows 11 puede resultar realmente agotadora. Se nota en tiempos de inicio más largos, aplicaciones que se bloquean o cierran inesperadamente, y la transferencia de archivos es una auténtica tortura. A veces, el sistema simplemente se ralentiza con el tiempo, y averiguar por qué puede ser un poco complicado. Esta guía trata sobre las causas más comunes —como demasiadas aplicaciones de inicio, procesos en segundo plano, archivos basura acumulados o incluso malware— y cómo solucionarlos para revitalizar ese equipo cansado.

Cómo arreglar una PC lenta con Windows 11

Gestión de procesos de inicio y en segundo plano

En primer lugar, muchos programas que se inician al inicio son básicamente aprovechadores que roban recursos de tu PC. Para controlar esto, pulsa Ctrl + Mayús + Esc para abrir el Administrador de tareas. Luego, ve directamente a la pestaña Inicio. Aquí verás una lista de aplicaciones que se inician al arrancar Windows. En algunas configuraciones, esta lista es enorme, y muchas no necesitan iniciarse de inmediato, como Spotify o OneDrive si no los estás usando inmediatamente.

Normalmente desactivo las innecesarias (hago clic derecho y selecciono Desactivar ), dejando solo las esenciales, como Seguridad de Windows, y quizás un par de aplicaciones que realmente quiero usar. Tras reiniciar, probablemente notarás que las fases de inicio de sesión y arranque son mucho más rápidas. A veces, este solo paso marca una gran diferencia, ya que Windows es conocido por acumular una gran cantidad de datos al inicio.

Consejo profesional: Algunas aplicaciones se reactivan automáticamente después de actualizar o reiniciar, así que compruébalo de vez en cuando. Además, en algunos equipos, al deshabilitar las aplicaciones de inicio es necesario reiniciar para que surtan efecto por completo. No te preocupes si al principio parece que estás en un limbo.

Eliminación de procesos en segundo plano innecesarios

Más allá de las aplicaciones de inicio, esos procesos en segundo plano pueden consumir recursos del sistema sin que te des cuenta. Desde el Administrador de tareas, ve a la pestaña Procesos. Ordena por uso de CPU o memoria; si ves que las aplicaciones o servicios consumen más de lo debido, cerrarlos podría ser útil. Pero ten cuidado: a veces Windows o tus aplicaciones necesitan algo en segundo plano para funcionar correctamente. Usa este paso con prudencia.

A continuación, ve a Ajustes → Aplicaciones → Aplicaciones instaladas. Ordena la lista por tamaño o fecha de último uso; esto te ayudará a identificar las más importantes. Si las aplicaciones consumen mucha memoria o CPU, considera desinstalarlas o restablecerlas si no son esenciales. También revisa los permisos de las aplicaciones en segundo plano : en Ajustes → Privacidad y seguridad → Permisos de aplicaciones → Aplicaciones en segundo plano. Activa la opción Nunca para las aplicaciones que no necesitas que se ejecuten en segundo plano. No sé por qué funciona, pero en algunas configuraciones, esto aligera bastante la carga.

Limpieza del almacenamiento y mantenimiento de la salud del sistema

La basura acumulada de descargas, actualizaciones y archivos temporales puede ralentizar todo. Para eliminar el desorden, abre el Liberador de espacio en disco ; simplemente búscalo en el menú Inicio. Selecciona tu unidad principal (probablemente C 🙂 y marca opciones como Archivos temporales, Miniaturas e Informes de errores de Windows creados por el sistema. Esto puede liberar algunos gigas en minutos, lo cual nunca viene mal.

Luego, activa el Sensor de Almacenamiento en Configuración → Almacenamiento. Limpia automáticamente los archivos temporales y los elementos antiguos según un horario establecido sin que tengas que preocuparte. Es un poco extraño, pero bloquearlo ayuda a que todo funcione sin problemas sin tener que limpiarlo manualmente constantemente.

Además, incluso si tienes un SSD (como la mayoría), usar «Desfragmentar y optimizar unidades» (búscalo en Inicio) no es un desperdicio. Se trata más bien de asegurarte de que tu SSD funcione en el modo de recorte óptimo. No le des demasiadas vueltas. Además, asegúrate de que tu Windows esté completamente actualizado, ya que estas actualizaciones suelen incluir correcciones de rendimiento que pueden ayudar con la lentitud.

Cómo lidiar con malware y cuellos de botella de hardware

Si su sistema sigue funcionando lento después de los pasos anteriores, podría haber malware oculto. Ejecute un análisis completo con Microsoft Defender (desde Configuración → Seguridad de Windows → Protección contra virus y amenazas ) y considere ejecutar un segundo análisis con herramientas como Malwarebytes. Considérelo una doble comprobación, ya que, por supuesto, Windows tiene que complicarlo más de lo necesario.

Más memoria suele ser útil, sobre todo si mantienes los 8 GB de RAM predeterminados. Ampliar a 16 GB puede hacer que la multitarea sea mucho más sencilla. Y si aún usas un disco duro, cambiar a una unidad de estado sólido (SSD) es básicamente la forma más rápida de darle un nuevo impulso a tu PC: tiempos de arranque inferiores a 10 segundos, aplicaciones que se abren al instante y una experiencia completamente nueva.

Últimos recursos ante la lentitud persistente

Si todo lo demás falla y tu PC sigue funcionando lento, quizás sea hora de reiniciarlo. Windows ofrece opciones como Restaurar sistema (si configuraste puntos de restauración previamente) o un Reinicio completo de este PC. Estas opciones son complejas, pero eliminan el desorden del sistema y los problemas más profundos. Recuerda hacer primero una copia de seguridad de tus archivos importantes.

Recomiendo crear un punto de restauración antes de intentar algo drástico. Es como un seguro: más vale prevenir que curar, incluso si estás seguro de que la solución del problema funcionó.

Resumen

Arreglar un Windows 11 lento no es precisamente ciencia espacial, pero sí requiere investigar un poco. Limpiar las aplicaciones de inicio, gestionar los procesos en segundo plano, los archivos basura y el malware puede acelerar considerablemente el proceso. Luego están las actualizaciones de hardware, que son las que realmente cambian las reglas del juego. Claro que la paciencia ayuda; a veces, reiniciar después de cada ajuste marca la diferencia a la hora de ver resultados.

Ojalá esto le ahorre algunas horas a alguien. El mantenimiento regular y estar al tanto de lo que se ejecuta en segundo plano pueden mantener esa sensación de lentitud a raya por más tiempo.¡Buena suerte superando esa lentitud!

Resumen

  • Deshabilite las aplicaciones de inicio innecesarias a través del Administrador de tareas
  • Cierre o deshabilite con precaución los procesos pesados ​​en segundo plano
  • Limpie los archivos basura con Liberador de espacio en disco y Storage Sense
  • Actualizar Windows y controladores
  • Ejecute análisis de malware para mayor tranquilidad
  • Considere actualizaciones de hardware como RAM o SSD si persisten
  • Utilice Restaurar sistema o Restablecer si todo lo demás falla