Cómo entender un ataque de diccionario explicado
Hablar de autenticación de contraseñas es un poco aburrido, pero es fundamental, sobre todo con la frecuencia con la que ocurren las filtraciones de datos. Probablemente hayas visto alertas sobre sitios web pirateados que exponen información de usuarios, concretamente nombres de usuario y contraseñas. Esto es crucial, ya que si se almacenan en texto plano, cualquiera con acceso a esa base de datos puede obtener y usar esas credenciales. No es lo ideal. Por lo tanto, comprender lo que ocurre entre bastidores puede ayudarte a que tus sistemas de inicio de sesión sean mucho más seguros, o al menos a saber cómo proteger mejor tus propias cuentas.
El punto principal es que las buenas prácticas de seguridad sugieren almacenar una versión hash de las contraseñas, no las originales. El hash es como ejecutar la contraseña en una calle de un solo sentido: se obtiene un hash, pero no se puede recuperar fácilmente la contraseña original. Cuando alguien inicia sesión, el sistema aplica un hash a todo lo que escribe y lo compara con el hash almacenado. Si coinciden, la contraseña es correcta. Aun así, si los hackers logran acceder a la base de datos, solo se quedan mirando los hashes, que son bastante inútiles a menos que se descifren. Pero aquí está el truco: los hashes no son totalmente indescifrables, especialmente si no se han codificado correctamente o si se utilizan algoritmos débiles. Por eso, gran parte del trabajo pesado recae en cómo se codifican las contraseñas y en el lado del atacante, independientemente de si intentan descifrarlos o no.
Descifrando hashes de contraseñas con inteligencia
Descifrar un hash es un poco extraño porque, técnicamente, no se puede revertir un hash a la contraseña original directamente. En su lugar, los atacantes intentan adivinar las contraseñas hasta que su hash coincida con el almacenado. Básicamente, se prueban todas las llaves hasta que una abre la cerradura. Esto puede ser un ataque de fuerza bruta: se prueban todo tipo de contraseñas, desde la «a» hasta la «zzz», incluyendo números y símbolos. Dado que las posibles combinaciones aumentan exponencialmente a medida que aumenta la longitud de la contraseña, es muy lento descifrar contraseñas largas y complejas mediante fuerza bruta. Las GPU ayudan a acelerar el proceso, pero aun así, las contraseñas muy largas siguen siendo bastante seguras.
Para reducir el tiempo de adivinación, los atacantes suelen revisar las reglas de contraseña del sitio. Si un sitio impone una longitud mínima o requiere un número y una letra mayúscula, omitirán el intento de «contraseña» y buscarán contraseñas comunes que cumplan con esas reglas. Aun así, la fuerza bruta es lenta, especialmente para contraseñas más seguras. Otra forma de hacerlo es con ataques de diccionario. En lugar de probarlo todo, usan listas de contraseñas comunes; considérelo una estrategia más inteligente. Estas listas, llamadas diccionarios, se crean a partir de contraseñas filtradas, por lo que suelen incluir «contraseña123», «qwerty» o «déjame entrar».Si tu contraseña está en una de esas listas, probablemente esté perdida.
Un truco que aumenta el éxito de los ataques de diccionario es la manipulación de palabras: sustituir letras por símbolos (como reemplazar la «e» por «3»), añadir números al final o cambiar las letras. Estos pequeños ajustes pueden aumentar las tasas de éxito por encima del 70 %, a veces incluso por encima del 90 %, especialmente si el atacante usa un buen diccionario con algoritmos de manipulación integrados. Así que, sí, si tu contraseña es una palabra o frase simple, podría ser vulnerable; estas tácticas son como trucos para descifrar contraseñas.
Hacer conjeturas fundamentadas
Aquí es donde entran en juego los hábitos de los usuarios. Las personas tienden a reutilizar sus contraseñas en varios sitios y suelen elegir cosas relacionadas con su vida: mascotas, cumpleaños, deportes favoritos o palabras comunes como «contraseña».Los atacantes aprovechan esta situación utilizando largas listas de contraseñas comunes o filtraciones para crear sus diccionarios. Es bastante inquietante, pero la mayoría de las contraseñas son fáciles de adivinar si siguen patrones típicos o están en la lista. Por eso es fundamental crear contraseñas impredecibles que no estén vinculadas a tu información personal.
Añadir variaciones, como sustituir letras por números o símbolos, es habitual. Por ejemplo, «contraseña» se convierte en «¡p@ssw0rd!», y así sucesivamente. Estos pequeños cambios dificultan el descifrado de los ataques de diccionario tradicionales, pero no lo imposibilitan. Combinar longitud con imprevisibilidad es lo mejor; una contraseña de más de 10 caracteres con palabras aleatorias (no frases reales, sino más bien palabras sin relación unidas) es una buena regla general. En esencia, busca elementos que no estarían en una lista, idealmente más largos y verdaderamente aleatorios. Porque, al fin y al cabo, cuanto más largos y complejos, menos posibilidades hay de descifrarlos rápidamente.
Conclusión
¿En resumen? Los ataques de diccionario son más inteligentes que los ataques de fuerza bruta, ya que son selectivos. Se basan en suposiciones de filtraciones anteriores o listas de contraseñas comunes, por lo que son más rápidos y tienen mayor impacto si tu contraseña aparece en la lista o sigue patrones predecibles. Protegerse implica crear contraseñas largas e inconexas que no estén en ninguna base de datos de contraseñas comunes. Usar administradores de contraseñas facilita este proceso, ya que pueden generar y almacenar contraseñas complejas y únicas para cada sitio, para que no tengas que recordar todo eso.
Además, siempre revisa la configuración de seguridad de tu sitio. Usa la autenticación de dos factores cuando esté disponible y considera usar algoritmos de hash para contraseñas, como bcrypt o Argon2, en lugar de los anticuados MD5 o SHA-1. Claro que Windows a veces tiene que complicarlo más de lo necesario, pero, por tu parte, usar contraseñas inteligentes y buenas prácticas puede marcar la diferencia.
Resumen
- Las contraseñas deben estar cifradas con un algoritmo lento y fuerte (como bcrypt).
- Utilice contraseñas largas, no relacionadas y complejas (de más de 10 caracteres, si es posible).
- Evite ceñirse a palabras o frases comunes que podrían estar en un diccionario.
- Aproveche los administradores de contraseñas para generar y almacenar contraseñas difíciles.
- Habilite la autenticación de dos factores cuando esté disponible para agregar otra capa de seguridad.
Resumen
Con suerte, esto aclarará por qué descifrar contraseñas no es tan sencillo como parece y por qué son importantes los buenos hábitos. Al final, se trata de complicar las cosas lo suficiente como para que los atacantes se aburran o se marchen. Son solo algunas cosas que han funcionado en algunas configuraciones; crucemos los dedos para que sirvan y quizás le eviten un dolor de cabeza a alguien en el futuro.