Cómo entender qué es un hacker ético
A veces, lo peor de comprender el hacking ético es darse cuenta de lo estrechos que son los límites en la práctica y de lo fácil que es romper las cosas si no se tiene cuidado. Es un poco extraño aceptar que la mayoría de los hackeos no son inherentemente ilegales si se tiene permiso, pero obtener ese permiso correctamente lo es todo. Sin un contrato sólido ni un alcance claro, incluso las pruebas bienintencionadas pueden cruzar accidentalmente territorio ilegal. Por supuesto, todo depende de que el propietario del sistema dé el visto bueno; las palabras no bastan, nunca lo son. Normalmente, eso se traduce en un acuerdo formal por escrito o un programa de recompensas por errores, que prácticamente explica con precisión qué está permitido y qué no. A veces, la gente no se da cuenta de la importancia del alcance hasta que ya lo supera. Incluso un pequeño desvío, como probar una red adyacente, podría causar problemas, y en una configuración podría detectarse rápidamente, pero en otra, podría pasar desapercibido, y ahí es cuando las cosas se complican. Por eso es imprescindible leer cada línea del contrato. Algunas empresas incluso ejecutan programas de recompensas por errores donde cualquiera puede hackear legalmente bajo ciertas reglas y reciben una compensación si encuentran errores. Es bastante práctico y ayuda a mantener a todos informados. Si te dedicas a las pruebas de penetración, intentas activamente acceder a un sistema para encontrar vulnerabilidades antes que los cibercriminales. Normalmente, estas interacciones están bastante estructuradas: se proporciona un alcance, un cronograma y una plantilla de informe. Los informes suelen ser detallados, señalando las vulnerabilidades y orientando sobre cómo solucionarlas. Para quienes trabajan internamente o para empresas especializadas, esto es común. Cuando se trata de un ejercicio de equipo rojo, las cosas se intensifican: piensa en pruebas de phishing, ingeniería social, intrusiones físicas. Es una simulación de los peores escenarios, diseñada para llevar las defensas al límite y ver dónde están los puntos débiles. Y sí, las herramientas están por todas partes: los hackers éticos conectan todo tipo de scripts y utilidades para que las pruebas sean más fluidas. Y ahí es donde surge la zona gris moral. Porque, claro, los hackers de sombrero negro ya tienen la mayoría de estas herramientas, e intentar evitarlo ocultando las herramientas es simplemente seguridad por opacidad. No es precisamente una estrategia ganadora, y la comunidad de seguridad lo sabe. Cuando los hackers éticos encuentran vulnerabilidades, suelen informarlas discretamente: divulgación responsable. Pero no todos gestionan esto a la perfección. A veces, se topan con un problema mientras navegan o realizan pruebas, y la ética sugiere informarlo primero de forma privada, para que el propietario del sistema pueda aplicar el parche antes de que se publique. La mayoría coincide en que un plazo de 90 días es justo para solucionar problemas, aunque a veces se producen retrasos. Si no hay una solución a la vista, revelar la vulnerabilidad públicamente puede ayudar a advertir a otros usuarios, aunque es un poco controvertido, por lo que debe hacerse con cuidado. La idea es proteger a los usuarios cuando los proveedores se demoran. En definitiva, un hacker ético actúa dentro de los límites establecidos por el acuerdo legal, y su objetivo suele ser ayudar a proteger los sistemas, no dañarlos. A menudo se les llama hackers de sombrero blanco o pentesters, y su trabajo, bien hecho, puede salvar a una empresa de ataques de sombrero negro. La clave está en asegurarse de que el alcance sea clarísimo y que todos estén en sintonía; de lo contrario, se convierte en una zona gris que puede causar problemas.
Uno se pregunta cuánta gente comete errores solo por no entender bien el alcance o por pasar por alto sus límites, ¿no? No sé por qué funciona, pero tener el alcance y los permisos correctos parece ahorrarnos muchos dolores de cabeza.
Resumen
- Es imprescindible contar con contratos claros, sin zonas grises.
- Lea siempre el alcance con atención: salirse del mismo puede causarle problemas legales.
- Los programas de recompensas por errores pueden ser una forma segura de piratear legalmente.
- Una buena información y una divulgación responsable protegen a todos.
Resumen
El hacking ético no se trata solo de acceder ilegalmente a las cosas; se trata de hacerlo de forma legal y responsable. Es refrescante ver cuánto depende de una buena comunicación y unas reglas claras. Cuando se hace bien, puede ahorrarles muchos problemas a todos los involucrados. Simplemente, ten cuidado: si estás haciendo pruebas, conoce los límites y cíñete a ellos. Crucemos los dedos para que esto ayude a mantener la legitimidad y la eficacia de tu hacking, sin caer en arenas movedizas legales.